Si alguna vez has hecho dieta, seguro que estás familiarizada con esta situación. Mides y pesas las cantidades, sigues las tabla de calorías pero, inevitablemente, pasas hambre. Saciar nuestro apetito y nuestra necesidad de picar entre horas es uno de los retos más difíciles.
A continuación, te damos unos sencillos consejos que te ayudaran a sentirte antes satisfecha. Si estás intentando reducir la ingesta de alimentos, estos consejos facilitarán tu tarea.
Toma un vaso de agua antes de comer

Antes de cada una de las comidas, tómate un gran vaso de agua. Además de facilitarte la digestión, llenarás parte de estómago. De este modo, una vez empieces a ingerir los alimentos, llegarás antes a la sensación de saciedad.
Incluye proteínas magras en el plato

Las proteínas magras son las más saciantes de todas. Aunque son conocidas popularmente para hacer crecer el músculo, dado su bajísimo aporte en grasas, tienen otras bondades. Para empezar, son esenciales para la formación de anticuerpos y fortalecen el sistema inmunitario.
Encontrarás fuentes de proteínas magras en el huevo, la carne de pollo, de pavo, los lácteos, la carne roja, el pescado blanco, la quinoa, las lentejas y los frutos secos, entre otros.
Añade grandes cantidades de bajas calorías

Si incluyes en tu plato grandes cantidades de alimentos con bajas calorías, podrás ingerir más cantidad. Puedes permitirte generosas raciones de frutas y verduras. Son los alimentos con índice más bajo de calorías.
Además, te recordamos que es mucho mejor que pruebas con frutas y verduras de temporada. De este modo mantendrán aún más nutrientes naturales.
Lávate los dientes nada más comer

No esperes a reposar la comida para lavarte los dientes. Acomete esa rutina tan pronto como termines tu plato de comida. Con la boca fresca y sabor a menta te va a resultar más sencillo resistirte a esa pequeño snack o capricho que te pide el cuerpo después de cenar.
No olvides que una pequeña onza de chcolate, si es 100% negro, está permitida en tu dieta.
No comas directamente del envase

Evita comer los alimentos directamente de su envase o te costará medir las porciones. Si tu merienda incluye, por ejemplo, un puñado de almendras, sácalas de la bolsa para que no se te vaya la mano. Literalmente.
Utiliza un plato más pequeño

Lo que te proponemos es un trampantojo pero funciona. Crea la ilusión visual de que tu plato está rebosante de comida usando un plato más pequeño. Si lo sumes como costumbre, se te olvidará que es un engaño visual. Pero lo más importante es que, en un plato pequeño, te cabe menos comida. Lógico, ¿no?
Mastica más despacio

No sólo porque es más beneficioso para tu digestión. Comer despacio te ayuda a tener la sensación de saciedad antes. Disfruta de cada y saboréalo con gusto. No tengas prisa por engullir tu comida… por mucha hambre que tengas.
Fotos: Unsplash