Viajar con amigos y con familiares es una experiencia por la que todos hemos pasado. Está genial, sí, pero ¿te has planteado alguna vez viajar sola? No vas a discutir sobre la hora a la que bajar a la playa ni a negociar en qué restaurante comes hoy. Olvídate de enfadarte porque tu cuñado deja al niño chillar en la hora de la siesta y date un capricho zen.
Lejos de parecer una perdedora o un alma solitaria, viajar sola tiene ventajas que, una vez pruebes, te costará rechazar.
Organízate a tu gusto
Además de elegir el destino, tú decides cómo distribuir tu visitas, los días que pasarás en cada ciudad y si quieres priorizar la playa sobre los mercadillos callejeros, o la visita de un museo por encima de la de un estadio de fútbol. Tú ganas.
Sal de tu zona de confort
Todo puede pasar o nada puede pasar, según cómo lo mires. Enfrentarte al miedo a lo desconocido no te va a portar nada malo, todo lo contrario, saldrás reconfortada.
Conoce a otras personas
Ineludiblemente, vas a terminar hablando con personas de otras culturas o con otras mentalidades. Viajar sola te empuja a practicar tus habilidades sociales.
Practica un idioma
Elige un país extranjero y te verás forzada a romper la barrera del idioma. Si tu inglés está tirando a regulero, es el impulso perfecto para terminar de afianzarlo.
Lee más
El tiempo que dediques a descansar en el hotel o a tumbarte en un playa no podrás invertirlo en hablar con tus amigas. Llévate más libros de los que crees, no te sobrarán.
Ahórrate discusiones
Lo mismo te mosqueas con el camarero porque tu comida se ha servido fría, pero al menos no tienes que dormir con él después. Nada más que añadir.
Marca tu ritmo
Tú marcas tu horario. Nadie te obliga a madrugar en vacaciones ni tampoco a visitar una catedral en la hora de la siesta. Disfruta de tu tiempo, que para eso es tuyo.
Prémiate
Por qué no darte el capricho de tomarte un cocktail en el bar de moda de la ciudad o un masaje en ese centro tan afamado. Si quieres darle un “upgrade” a tu estancia, nadie te pone pegas.
Improvisa
Bastante es ya tu vida organizada con un horario de trabajo, el gimnasio y la visita de rigor los domingos a tus padres. Prueba a dejarlo todo sujeto a la improvisación y déjate llevar.
Aumenta la confianza en ti misma
Durante tu recorrido vas a tener que tomar decisiones por ti misma. No vas a poder consultar con tu grupo. Seguir tu instinto y acertar, hará que te sientas confiada.
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