La sandía es el buque insignia del verano y aunque su forma de consumo más habitual sea en rodajas, te compartimos recetas para que la disfrutes aún más.
Todos sabemos que la sandía está riquísima, está dulce, es ligera y aporta muchísima agua, algo vital en estas fechas. Además, tiene muchísimas propiedades que ya te contamos aquí, y que te ayudarán a prolongar tu bronceado y a proteger tu piel desde dentro. ¡Apúntalas!
Alimentos de color rojo
La sandía, como todos los alimentos de color rojo, contiene licopeno y antocianinas. El licopeno, que pertenece a la familia de los carotenoides, es un gran antioxidante, y la antocianina también es un antioxidante, perteneciente al grupo de los bioflavonoides. Estos antioxidantes favorecen una correcta salud cardiovascular y disminuyen el riesgo de cáncer y de enfermedades del sistema urinario. Están presentes en la sandía, pero también en frutas como la cereza, la frambuesa, la fresa, la granada y en hortalizas como el pimiento rojo, el rábano, el tomate o la remolacha.
Baja densidad calórica
La sandía solo tiene 21 kcal por 100 gramos, lo que la convierte en una excelente aliada si estás en un plan de pérdida de peso. Pero además, y como comentábamos antes, es una excelente fuente de agua (un 91%). ¡Recuerda que un consumo regular de agua contribuye a unas funciones físicas y cognitivas óptimas!
Otros beneficios de la sandía
Además de los antioxidantes presentes en la sandía, también cuenta con vitaminas muy interesantes: A, B1, B2, B6, C, hierro y calcio. Y por la noche no es indigesta. ¡Fuera mitos!
Ficha estas ideas para comerla
En ensalada, en gazpacho, en helado… ¡Incluso a la brasa! Las combinaciones son numerosas.