El cuerpo femenino ideal no es el mismo hoy en día que hace dos siglos, está claro. Y, como es de esperar, las rutinas de belleza tampoco lo son (gracias a Dios) sin embargo, como recuerdo de otras épocas, hay tradiciones que, hasta hace poco, se han resistido a morir, otras incluso siguen dándose hoy en día. Pero, sin duda, estas 7 tradiciones llevan la belleza al extremo.
¿Una sonrisa negra?
Lo más de lo más entre las celebrities e iconos de la moda es una sonrisa blanca y reluciente, eso lo sabemos todos. Pero en el Japón de los Siglos XVII-XIX, la cosa era diferente. Porque «lo más» era llevar una sonrisa negra como el azabache.
Para las mujeres significaba el haber llegado a la madurez, además de dejar claro a qué clase social pertenecías (a la que podía permitirse ese tipo de lujos, claro). Hoy en día es una tradición que no se sigue, aunque aún es posible ver a alguna Geisha luciendo una dentadura negra.
Imagen: Difundir
El corsé y las cinturas imposibles
La llamada «cintura de avispa» ha sido el deseo de muchas mujeres durante mucho tiempo. Aunque el máximo referente en ese aspecto ha sido, sin duda, el uso masivo de corsés durante el Siglo XIX. Una prenda utilizada para reducir la cintura lo máximo posible.
Llegando a darse casos de cinturas de únicamente 12 centímetros. Algo que, como te puedes imaginar, no es nada saludable. De hecho, este tipo de prendas deformaban los órganos internos para conseguir ese efecto. Ahora, por suerte, solo forman parte de disfraces.
Imagen: Unsplash
Cuellos kilométricos
Si has visto, de pasada, la revista National Geographic, seguramente sepas de qué va la jugada. Porque en algunas regiones de África y Tailandia, las mujeres se colocan aros de metal en el cuello para bajar su clavícula y estirar la distancia entre sus hombros y su cabeza.
Lo que deja como resultado un espectacular, y nada saludable, cuello similar al de una jirafa. Como te podrás imaginar, esto es malísimo para las cervicales, y no hay fisioterapeuta en el mundo que sea capaz de arreglar el estropicio.
Imagen: Entretanto
Uñas largas no, larguísimas
Gracias a Rosalía las uñas largas se han puesto de moda. Aunque se trata de acrílicas, lucir unas uñas dignas del hermano de Lobezno es «lo más». Sin embargo, los nobles de la antigua China ya llevaban estas uñas antes que la famosa cantante.
Porque, hace cientos de años, cuanto más largas tuviese las uñas un noble de esa región, más importante aparentaba ser a los ojos de su comunidad. Llegando a crearse fundas de oro y piedras preciosas para unas uñas de más de 15 centímetros ¿Trá Trá?
Imagen: Unsplash
Melena a lo Rapunzel
La mítica princesa de cuento se dejaba crecer la melena para que, al final, un príncipe la rescatase gracias a ella. Sin embargo, en el pueblo chino de Huanglo (si, en China otra vez), lo hacen por tradición. Y es que las mujeres de la aldea se cortan el pelo únicamente una vez en la vida.
A los 16 años, con el paso a la madurez, reciben su último corte de pelo. Aunque todo el dinero que se ahorran en peluquería se les debe ir en botes de acondicionador y champú. Por no imaginar la odisea que tiene que ser desenredar esa melena.
Imagen: Difundir
Pies diminutos
Sin salir de China vemos otra de las tradiciones que llevan la belleza al extremo. En este caso, los que sufren son los pies. Y es que, hasta principios del siglo pasado, en ciertas regiones de China las mujeres se vendaban los pies para evitar que estos creciesen.
Un proceso muy largo y doloroso mediante el cual conseguían unos pies diminutos, como los de una niña. Algo que, debido al dolor y sufrimiento que causaba, las elevaba en el ránking social.
Imagen: Escalofríos
Escarificaciones
Multitud de tribus africanas tienen en común una cosa. Emplean las escarificaciones como símbolos de fertilidad, salud y madurez. Una vez llegado cierto momento en la vida de sus jóvenes, los adultos de la tribu marcan los «logros» de los más pequeños en su piel.
¿Cómo? con un cuchillo y mucha paciencia. De forma similar a los tatuajes maoríes, aunque con más peligro, ya que es más fácil que estas heridas se infecten y causen problemas. Una de las pocas tradiciones que llevan la belleza al extremo que aún se continúan siguiendo.
Imagen: La voz del muro