Hay épocas en tu vida en las que la ansiedad y el estrés son la tónica general, por desgracia. Y claro, esos periodos terminan por hacer polvo tu pelo y, en menor medida, también tu piel. Por suerte, tenemos en la manga algún que otro truco y consejo para que consigas que tu pelo y tu piel sigan intactas sin importar lo que pase.
Mantén la calma
Sí, es lo más obvio que se podía ocurrir, pero es lo que mejor funciona. No se puede dejar que las circunstancias nos superen y nuestro mundo se venga abajo. Hay veces en las que tenemos que parar un momento, cerrar los ojos y respirar profundamente. Vale que la ansiedad y el estrés no se irán de forma mágica, pero tendremos un momento de paz.
Y, muchas veces, con eso basta para volver a ser tú misma. Poner todo en pausa durante un ratito y tomar perspectiva de las cosas es una gran ayuda en momentos donde la cabeza nos va en cien direcciones a la vez.
No te saltes tu rutina de belleza
Si ya tienes una rutina de belleza que sabes que te va genial, no te la saltes. Da igual si te tienes que levantar un poco antes o si ese día ni vas a salir de casa. Es importante que mantengas tu rutina de cuidados aunque el resto de tu día cambie de forma radical. ¿Por qué? Porque así no tientas a la suerte y no terminas dejándola completamente de lado.
Porque conseguir que algo forme parte de nuestra rutina es muy complicado, pero dejar de incorporarlo es muy sencillo. Y no merece la pena tirar por la borda todo el trabajo que has hecho hasta ahora por una mala temporada.
No lo pagues con tu pelo
Seguro que conoces a alguien (o eres tú misma) que paga su ansiedad y estrés con su pelo. Hay personas que no paran de darse tirones, hay quién se muerde las puntas y hay quien no deja de jugar con él. Y, del mismo modo que quienes se muerden las uñas, cuanto antes lo dejes, mejor.
No solo porque hay formas mejores de llevar estas situaciones, si no porque también salvarás a tu pelo de un maltrato innecesario. Evitando así hacerle aún más daño a tu pelo, además, claro, del que le hace la ansiedad y el estrés.
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