“En tiempo de siembra, aprende; en tiempo de cosecha, enseña: en invierno, goza.”
William Blake
Comprar en temporada hace que todas las frutas y verduras estén listas para degustar en versión más óptima. O, lo que es lo mismo, tendrán un sabor increíble, un olor inmejorable y un aspecto más que apetecible. Son algunas de las ventajas de respetar el flujo de la naturaleza.
Según algunos especialistas en dietética, al comer alimentos de temporada también obtienes una mayor cantidad de nutrientes naturales. Esto es debido a que ni las frutas ni las verduras se ven sometidas a pasar largos períodos de tiempo en conservación o siendo transportadas, lo que acorta el espacio entre su momento de recolección y el de llegada a tu plato.
Recientes estudios llevados a cabo en una clínica de Cleveland, Estados Unidos, aseguran que las espinacas, por ejemplo, pueden proporcionar hasta tres veces más vitamina C cuando se consumen en la temporada de septiembre a octubre. O sea, la suya.
Otro punto a favor de comprar en temporada es que se ahorra dinero: tiempos de transporte más cortos para cada producto significan costes de envío más bajos, lo que reduce el precio del supermercado y, por tanto, ese ahorro se ve reflejado al final en su cartera.
Además, está la ley de la oferta y la demanda: cuando las frutas y verduras están en temporada, los granjeros tienen más abundancia de la cosecha y los precios, como resultado, bajan.
Si estás buscando lo más fresco, aquellos alimentos que acaban de llegar del campo más cercano, el mercado de tu barrio o la tienda de algún agricultor local es el lugar perfecto para buscarlo. Con este pequeño gesto, no solo estarás fomentando la economía familiar de tu alrededor, sino que estarás poniendo tu granito de arena para mejorar le medio ambiente y, por supuesto, tu salud. No cuesta nada, ¡compra siempre de temporada!
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