A la hora de cuidar nuestra piel, cada persona tiene su propia rutina. Hay quiénes únicamente se lavan la cara y hay quiénes pasan una hora aplicándose cremas y demás productos. Y no es de extrañar, ya que tener una piel perfecta es el sueño de la mayoría de personas. Sin embargo, muchas veces sin darnos cuenta estamos alejándonos de esa meta.
Demasiados productos
Porque, como en otros aspectos de la vida, tan malo es el exceso como el defecto. Y muchas veces, precisamente por querer darle un mejor aspecto a nuestra piel, terminamos dañándola. Ya que aplicamos algunas rutinas o productos más de lo que deberíamos.
La realidad es que con un máximo de dos o tres productos para nuestra piel maximizaríamos el beneficio. Una cifra más alta solo nos hará gastar más dinero y puede ser contraproducente. Debido a que, cuantos más productos nos pongamos en la piel, más probabilidades tenemos de irritarla o inflamarla.
¡Deja en paz los granos!
Si, a veces es inevitable, nos vemos un granito en la barbilla que ayer no estaba ahí y tenemos el impulso inmediato de ir a acabar con él. Pero hacer esto puede dejar un resultado peor del esperado. ¿Cómo? Pues una de las opciones es que, en lugar de acabar con el grano lo enterremos aún más.
También cabe la posibilidad de que esa zona se infecte y tengamos algo aún más visible que un grano en mitad de la cara. Por no hablar, claro, de las posibles marcas que pueden quedarnos en la piel si nos dedicamos a no dejar títere con cabeza (en este caso, granos).
La crema solar será tu mejor amiga
Aunque no sea verano ni haya sol, la crema protectora debería ser una de las piezas centrales de tu rutina de belleza. ¿Por qué? además de protegerte contra los rayos ultravioleta, hay muchas de estas cremas que hidratan tu piel.
De forma que, además de prevenir el envejecimiento que causan los rayos del sol en nuestra piel, la mantendremos hidratada y libre de arrugas y sequedad.
Relaja la rutina
Aplicar rigurosamente una rutina de belleza a tu piel día tras día puede ser uno de los caminos para tener una piel perfecta. Sin embargo, debemos saber con que frecuencia hacer qué. Ya que, aunque no lo parezca, los tratamientos exfoliantes y las limpiezas a fondo pueden tener efectos negativos sobre nuestra piel.
El más evidente de estos efectos es la pérdida de los aceites esenciales de la misma. Que, con el tiempo, pueden desembocar en piel grasa, acné o piel irritada. De forma que, a la hora de hablar de la piel, menos es más.
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